sábado, 6 de marzo de 2010

“Discriminación y violencia de género contra la mujer en el Perú " (María Raguz)

En los últimos años, la discriminación y violencia de género se han tornado naturales y cada vez mas frecuentes en potencias mundiales y en sociedades que aspiran al desarrollo. En respuesta a esta situación los organismos mundiales de ayuda social han demostrado interés por erradicar estos actos intencionales de daño y por promover y propiciar medidas que ayuden a evitar la violación del derecho a la igualdad y equidad sociales en la mujer. Asimismo, es sabido por la mayoría de la población mundial que es importante reconocer que los derechos de la mujer y la niña son también derechos humanos.
Por la universalidad de los derechos humanos relacionados, desde su promulgación, se garantizo desde ese momento, la protección y el bienestar de todos los individuos. Esta universalidad implica la no discriminación desde ninguna perspectiva y sin justificación alguna. Ni por edad, ni raza, ni etnia, ni nivel socioeconómico o educativo, ni genero ni orientación sexual. Son algunas de las orientaciones sexuales la homosexualidad, la bisexualidad, la transexualidad, y con problemas de transgénero. Sin embargo, muchos grupos étnicos e individualidades niegan la universalidad de los DDHH y menosprecian y dan poco valor o ningún valor a las mujeres y a su participación social, política y económica. Varios de ellos pertenecen a sociedades autodenominadas democráticas, que se jactan de regirse por la igualdad de derechos entre los ciudadanos, entre ellos lo reproductivos y los sexuales.
En relación a estas problemáticas sociales que, indudablemente, generan violencia verbal, física, sexual y psicológica, se han realizado gran cantidad de convenciones y cumbres para disminuir los altos índices de agresión. Lamentablemente, estos intentos aun no han dado el resultado esperado y esto posiblemente se deba a la falta de políticas y medidas de adaptación y asimilación de la latente interculturalidad y diversidad de género, por parte de algunos estados. Por otro lado, se pueda deber a que los grupos mayoritarios poseen una identidad y distinción tan extrema frente a otros que no dan cabida a la igualdad social ni a actitudes y conductas prosociales.
De igual manera se hace evidente que la sexualidad y las distintas orientaciones derivadas están sujetas a constantes críticas, ya que es una de las cuestiones mas controladas por la sociedad. Específicamente, por el sector o grupo conservador no minoritario. Este establece diferencias sociales entre sexos por la crianza, creencias y sobre todo costumbres.
Probablemente, por ello, resulta más factible, accesible y cómodo para gran parte de la sociedad integrarse a ciertos grupos tradicionales y conservadores, cuyos miembros son individuos con características y objetivos afines, discriminando a grupos minoritarios. Un ejemplo de ello podría ser lo que se da entre grupos machistas y feministas, respectivamente. Estos grupos patriarcales no reconocen la diversidad de género ni la función e importancia de estos pequeños grupos, aun cuando es imprescindible la equidad de género para lograr el desarrollo de una nación, tal como lo han reconocido diversos países en la Cumbre del 2000.
Es cada vez más alta la taza de mortalidad femenina originada por la excesiva violencia doméstica, mayormente en hogares con menos recursos económicos. En tales situaciones, la pareja, esposo, o ex pareja, agrede a la mujer por distintos factores, tales como, celos, reactancia a tener intimidad o reclamos por infidelidad. En nuestro país, se aprecia un alto índice de desigualdad de oportunidades en la restricción y poca participación política de mujeres en el Estado, específicamente, en los gobiernos regionales y locales.
La discriminación y la violencia de géneros y orientaciones sexuales diversas y contra la mujer también implican temas de alcance y enfoque psicosocial, como la atribución, las actitudes, la influencia social, la sexualidad, el amor y la afiliación y la conducta prosocial.
La atribución o el proceso de explicar las causas de un evento o una conducta a partir de claves externas (Raguz, 2008), aplicado al caso especifico de discriminación de la siguiente manera. Se le priva a la mujer de acceder a empleos de mayores beneficios sociales y económicos. Los empleadores de prestigiosas empresas, en muchas ocasiones, no contratan a personal femenino para cargos importantes de gerencia o administración debido al riesgo de perder a sus empleadas cuando estas decidan formar una familia y tener un hijo.
Así también las actitudes tienen componentes de aceptación y rechazo a ciertas situaciones y a los efectos de las mismas (Raguz, 2008). Justamente se ven manifiestas en reacciones de evaluación como la discriminación y la diferenciación, en el sentido de asignar o no preferencia a un grupo de personas. Un ejemplo de discriminación seria que un niño criado y educado tradicionalmente, con ignorancia de la diversidad de orientaciones sexuales, al tener aproximación o algún tipo de encuentro con un homosexual o bisexual, experimentará disonancia cognitiva.
Respecto a la influencia social, o esfuerzo para modificar actitudes, creencias, percepciones y conductas de una o mas personas (Raguz, 2008), se refleja en el fenómeno de discriminación de la siguiente manera. Es relevante que estos grupos excluidos y marginados demuestren que pueden ejercer una forma, una modalidad de poder, llevando a cambio real la conducta de los sectores discriminantes. Y, de este modo, reflejen su necesidad de aceptación y respeto, así como sus capacidades y funciones trascendentales en la sociedad en que les toca vivir. Que se muestren a los demás como personas que presentan las mismas condiciones físicas e intelectuales para forjar un futuro prometedor y con miras al progreso.
En lo que concierne a la sexualidad humana, esta se inserta en una realidad sociocultural e incluye, según Raguz (2008), deseo, placer, amor, culpa, entre sensaciones y variados sentimientos. Esta condicionada por la cultura y las ideologías convencionales, de tal modo, que a hombres y mujeres se les considera totalmente distintos. Es así que la sexualidad, a pesar de los intentos de organizaciones mundiales y de la voluntad política de algunos gobiernos, aun esta únicamente asociada al matrimonio, a los hijos, a la heterosexualidad, a los adultos, al embarazo y al parto. Así también se percibe, en nuestro país, que la selva y la sierra presentan datos estadísticos y testimonios de que la discriminación y violencia de toda índole existen por dos factores similares: el machismo y el patriarcado.
Con relación al amor y a la afiliación, estas se dan cuando hay cierto tipo de afinidad, protección y seguridad, derivadas de la atracción (Raguz, 2008). En sociedades como la peruana, se hacen evidentes las teorías del intercambio social y del valor de las expectativas, pues, a pesar de los obstáculos que se le presentan alas mujeres para desarrollarse profesionalmente, algunas de ellas lo logran y al ser exitosas se ven atraídas por un cierto prototipo de pareja. Este debe ser de su misma posición social, pues de esta manera le traerá más beneficios que costos. Así se manifiesta una especie de discriminación a sujetos que no podrían ser sus potenciales compañeros, por no cumplir sus expectativas. Sin embargo, este tipo de exclusión no se compara con los altos índices de desigualdad e inequidad de género de las que muchas mujeres son victimas.
Y, otro tema psicosocial que se encuentra, es la conducta prosocial, la cual tiene un carácter interpersonal o institucional y esta orientado al bien colectivo o al bienestar de otra persona. Es relevante indicar su implicancia en la problemática de la discriminación y violencia de género contra la mujer porque esta incluye en su concepción la conducta de ayuda ausente, por parte del gobierno. Este debe percibir la discriminación y la violencia de genero y mostrar su responsabilidad por el bienestar nacional, asistiendo a las minorías desprotegidas. Le corresponde tomar las medidas necesarias ante estas situaciones conflictivas emergentes. Las desigualdades y la discriminación generan todavía más violencia. Cabe recordar, que somos uno de los países mas discriminadores, pues muchos derechos se siguen violando y muchas leyes aun no se cumplen de la manera esperada en nuestro país.

Estas son algunas cifras de lo que esta aconteciendo en la actualidad peruana, según la ONG Manuela Ramos(www.manuela.org.pe).

Si bien la mujer ha obtenido avances en numerosos aspectos aún persisten las desigualdades de género.

Feminicidio: Se han incrementado los casos de feminicidio. Entre Setiembre del 2008 y Junio del 2009 se produjeron 181 asesinatos de mujeres, de los cuales el 49.2% (89) fue por casos de feminicidio. Estos crímenes responden a un clima social de discriminación y violencia contra la mujer, y atentan contra su libertad, su salud, su integridad y finalmente contra su vida.


Violencia: Durante el 2008, se registraron 91,929 denuncias por violencia familiar, en las que el 88.67% (81,517 casos) de las víctimas son mujeres. Es decir, cada hora 9 mujeres son víctimas de violencia familiar. Durante el primer semestre del 2009 (Enero-Junio), se registraron 48,602 denuncias por violencia familiar en todo el país.


Educación: Más de 300 mil niños (hombres y mujeres) no asisten a la escuela en zonas rurales. Más del 20% (casi 600,000) de las mujeres adultas rurales no han asistido a la escuela y no presentan ningún nivel educativo.


Salud Sexual y Reproductiva: Se ha prohibido la distribución gratuita a nivel nacional de la Anticoncepción Oral de Emergencia (AOE) en los servicios públicos de Salud, sin considerar que es una alternativa que favorece a miles de peruanas y que ésta puede ser utilizada en situaciones extremas en casos de embarazo producto de una violación sexual.


Participación Política: Organizaciones políticas no cumplen con la cuota electoral de género equivalente al 30% en las listas de candidatos, por eso muchas mujeres no se pueden ubicar en buenos puestos y no resultan elegibles.


Economía: En lo laboral, la mujer percibe un ingreso salarial 19,4% más bajo que el de los hombres de la misma edad y nivel de educación. A pesar de esta menor remuneración, las responsabilidades son compartidas en cuanto a gastos y las tareas domésticas siguen siendo mayoritariamente realizadas por mujeres.

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