viernes, 24 de septiembre de 2010

¡Tormenta de ligera primavera!




De pronto, es cuestión de tiempo, del paso de días que a veces parecen años, del transcurso de experiencias que suelen dar la sensación de ser eternas por su grandiosidad y sencillez.

Alguien dijo alguna vez que la consciencia tiene una muy marcada intencionalidad, pues es selectiva y establece preferencias a cierto tipo de estímulos, aquellos que captan más su atención y en los que, en cierta forma, se ve reflejado.

Pues entonces, no resulta fácil de entender la razón por la que un no muy reducido grupo de personas no percibe estos estímulos que prevalecen en su vida, es decir, no confía en su talento ni en su creatividad para hacer realidad sus sueños.

Es que no se dan cuenta que muchas oportunidades, como las del corazón, se presentan inesperadamente y es inútil y hasta desatinado no aprehenderlas o incluso negarles cabida.

Hay algo claro, no es del todo una primavera anticipada, más parece un nuevo estilo de imaginar,de pintar, de crear, de trazar, de unir líneas,de hacer puntos e incluso de escribir.


De darles forma, ritmo y textura a todas aquellas ideas primeras que se vienen a la mente, adornarlas con diminutos y efímeros detalles y hasta darles, ¿por qué no?, una melodía....

Cuando estoy por soñar,


por cantar, por reflejar,


le pongo color y contraste al azar,


a cada sonrisa, a aquella mirada peculiar.



Sentir que el camino es mágico y de acuarelas,


al dar un salto y bailar sin parar al son de las estelas,


con el suspiro y la esencia de un atardecer en bicicletas...


...inmersa en aroma de menta, saboreando fresas


y con un collar de jazmínes violetas.

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